
José Antonio Vilella Fructuoso, propietario del Restaurante Bahía, que tras 42 años abierto al público (desde 1976) cerró sus puertas el pasado 26 de agosto.
Uno de los restaurantes más emblemáticos y reconocidos de Torrevieja ha cerrado definitivamente, ¿por qué ahora?
Hombre, tengo 66 años ya y la verdad es que ya no tengo la misma fuerza que antes, aunque sí que tengo la misma ilusión del primer día que abrí. Me lo estaba pensando ya seriamente hace algún tiempo y un día, a finales del mes de julio, aquí en el restaurante, se lo dije directamente a mi mujer y a mi hija Sonia. Les dije: “cerramos” y así ha sido. Como te he comentado con mi edad ya no tengo las fuerzas de antes y además he sido una persona que no me he dosificado en mi trabajo. He estado al pie del cañón 42 años ininterrumpidamente y eso al final se nota.
Tras anunciar el cierre, ¿cómo fue la última semana que tuviste abierto el restaurante?
Pues tras anunciar que el 26 de agosto cerraba, esa semana fue increíble, no la podré olvidar nunca. Fueron muchísimas personas y familias, tanto de Torrevieja como de otras localidades, las que vinieron a comer o a cenar. Fue un auténtico escándalo porque estuvo todos los días a tope. Tengo que decirte que más de una persona, cuando salía del restaurante, se le saltaron las lágrimas de tristeza. En fin, fue una semana muy emotiva para mí y para toda mi familia.
¿Qué sentiste el domingo 26 de agosto cuando cerraste definitivamente la persiana del Bahía?
Si te digo la verdad, no sentí nada especial, porque en realidad es que no lo he asimilado todavía. Desde ese día todavía no he pasado por allí, tengo la sensación de que estoy de vacaciones y que pronto volveré al lugar en el que he pasado miles de horas desde 1976.
¿Tienes pensado venderlo, alquilarlo?
A día de hoy no tengo ningún interés de alquilarlo o venderlo. Sí que es verdad que he tenido alguna oferta que otra pero no lo tengo nada claro. No sé todavía lo que haré con el Bahía y tampoco tengo ninguna prisa por tomar una decisión.
42 años dan para mucho, ¿qué destacarías durante todo este tiempo de tu restaurante?
Nosotros siempre hemos tenido una atención especial a nuestros clientes, como si fuesen de la casa, como si fuesen nuestra familia. Hemos tenido clientes de todo el mundo, pero sin duda alguna los torrevejenses siempre han querido con mucho cariño al Restaurante Bahía. La fidelidad de todos ellos se ve claramente los días de La Purísima, los días de Navidad. Muchas familias vienen en esas fechas desde hace décadas, como si fuese un ritual que tienen que hacer todos los años. Tengo que reconocer que el pueblo de Torevieja se ha portado excepcionalmente con nosotros, y espero que haya sido recíproco ese cariño. Yo siempre he querido ofrecer a mis clientes un buen servicio y, por supuesto, la mejor calidad en los productos que ofrecemos. Eso es fundamental y ha sido nuestro santo y seña desde siempre.
Ya por último, ¿y ahorá qué?
Pues ahora a vivir la vida y a disfrutar de mi familia; de mi mujer Conchita, de mis hijas Sonia, Inma y Vanesa y de mis tres nietas. Yo durante 42 años solo he hecho trabajar en mi negocio y no sé hacer otra cosa. No tengo hobbies, no sé pescar, no sé cazar, pero lo que sí que me gustaría hacer es viajar a muchos lugares que quiero conocer y no he podido todavía. Nada más cerrar el Bahía me fui con mi mujer a Asturias a descansar y me lo pasé genial, creo que ahora es el momento de disfrutar de muchas cosas que antes no he podido hacer.